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Debate sobre Inteligencia Artificial en Educación

Entrevista de María Teresa Lugo a Mariana Maggio
Programa "3x3" - Canal Encuentro (2023)

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Introducción

El programa aborda la irrupción de la inteligencia artificial generativa (como ChatGPT) en el ámbito educativo. Ambas especialistas coinciden en que estamos ante un "cambio de época" que reconfigura los modos de enseñar y aprender, con un impacto cultural, social y pedagógico profundo.

Cambio de época: de la búsqueda a la generación

Maggio destaca el tránsito desde una educación centrada en buscar información hacia el desafío de gestionar contenidos generados automáticamente. La pregunta clave ya no es cómo encontrar datos, sino cómo leer críticamente lo que produce la IA, usarlo con propósito y evitar una mirada pasiva.

Rol del docente

La tecnología no reemplaza al educador, sino que modifica su lugar: el docente deja de ser quien transmite contenidos para convertirse en quien construye experiencias, enmarca sentidos y plantea preguntas relevantes. El desafío actual es enseñar a pensar, crear y usar las tecnologías de manera situada y reflexiva.

Mirada crítica y humanista

Es imprescindible mantener una perspectiva crítica y humanista frente al avance tecnológico. No se trata de rechazar ni idealizar la IA, sino de comprender sus implicancias éticas, pedagógicas y sociales, especialmente en contextos de desigualdad. Surgen preguntas clave: ¿Cómo se construyen los datos? ¿Quién entrena los algoritmos? ¿Qué sesgos pueden reproducir?

Propuestas pedagógicas

Maggio propone reformular las prácticas pedagógicas, saliendo del modelo expositivo tradicional. Sugiere diseñar escenarios que integren la IA para fomentar creatividad, pensamiento crítico y trabajo colectivo. La clave es construir entornos donde se enseñe a preguntar, analizar y producir con sentido.

Un dato revelador que menciona: estudios indican que la velocidad de reproducción de video más elegida por estudiantes es 1.7x, porque es el máximo para acelerar sin perder comprensión. Este dato cuestiona nuestra concepción de lo expositivo y muestra cómo los estudiantes se relacionan con los contenidos.

En lugar de prohibir estas tecnologías, Maggio plantea que los docentes deben acompañar a los estudiantes para comprenderlas, usarlas estratégicamente y tomar distancia cuando sea necesario. También destaca la necesidad de incluir formación docente en IA.

Cierre: entre el asombro y la responsabilidad

El reportaje cierra con una mirada esperanzadora pero consciente: Maggio expresa asombro frente a lo que la IA puede hacer, pero enfatiza la responsabilidad de los educadores para defender lo humano, lo ético y lo pedagógico. Lugo invita a seguir abriendo espacios de debate y aprendizaje colectivo.


Conclusión

Este reportaje ofrece una base excelente para trabajar en entornos formativos de educación técnica, ya que permite pensar cómo incorporar nuevas herramientas digitales sin perder el sentido educativo. Plantea interrogantes cruciales para la formación profesional:

  • ¿Qué habilidades necesitamos desarrollar en los estudiantes ante un mundo automatizado?

  • ¿Qué significa formar en capacidades creativas, críticas y éticas?

  • ¿Qué lugar ocupa el trabajo humano en entornos mediados por máquinas que generan texto, imagen o código?

El debate proporciona un marco actual y útil para repensar la educación técnica en clave de futuro, abriendo posibilidades para integrar tecnologías avanzadas en la formación profesional desde una perspectiva pedagógica responsable.


Transcripción completa del reportaje

Reportaje de María Teresa Lugo a Mariana Maggio
Programa "3x3" - Canal Encuentro (2023)

— María Teresa Lugo: Hola Mariana, ¿cómo estás?
— Mariana Maggio: Qué tal, Tere.
— Teresa: Muy bien, muy bien, y muy contenta de esta conversación que vamos a tener sobre este tema hiper relevante que un poco ha convulsionado, no sé cómo llamarlo, el sistema educativo, las comunidades de docentes, los educadores, y por supuesto la sociedad. Pero para nosotros es un tema, yo diría, candente, y que además tiene tan poco tiempo porque explotó con el ChatGPT en diciembre o en noviembre de 2022, y a partir de ahí, bueno, las conversaciones, los debates, las reflexiones se han dado en muchísimas comunidades educativas. Así que, bueno, me gustaría charlar con vos y tener tu opinión: ¿cómo ves la relevancia o diría yo el impacto de la inteligencia artificial generativa en el contexto actual, en el escenario de la región, de Argentina, de la educación, del sistema educativo?

— Mariana Maggio: Bueno, gracias por esta pregunta, no tan importante. Yo creo que hay que tomarlo muy seriamente. Creo que estamos en presencia de un cambio de época. Suelo decir que al sistema educativo le cuesta bastante reconocer las tendencias culturales emergentes; se toma su tiempo. Incluso a veces digo, solemos decir "no lo vimos venir", ¿no? De alguna manera pasó con Internet en el cambio de siglo; esa generalización de Internet tardó bastantes años en ser reconocida en su alcance, desde el sistema educativo, desde las políticas educativas, desde la docencia, desde nuestras prácticas de la enseñanza. Todo lo que son procesos de virtualización vinculados, por ejemplo, a campus que en las universidades tenían su presencia desde hace décadas; sin embargo, no tenían una pregnancia tremenda en todos los niveles, y llegó la pandemia, y también parece, uno podría volver a decir "no lo vimos venir". Sin embargo, creo que este es un momento muy interesante para decir: bueno, esto estaba en las conversaciones desde hace décadas, estaba en la ciencia ficción, todos veíamos como algún tipo de acción en situaciones donde había interacciones con inteligencia artificial. Ahora, a partir de noviembre o diciembre del año 2022, como decís, empieza a explotar en términos de estas interfaces mucho más "amigables", por llamarlas de alguna manera, y se están dando discusiones en términos educativos, pero yo creo que no del alcance de las que necesitamos tener. Entonces, me parece que es el momento para decir: esto es relevante, esto hay que tomarlo seriamente. Los estudiantes probablemente sean quienes están registrando de una manera más intrépida todo lo que está pasando, y están empezando a jugar y experimentar cuando tienen acceso. Y creo que, sobre todo en lo que refiere a las políticas, a las instituciones y a la docencia, es el momento de decir "sí, esto está pasando", preguntarnos qué vamos a hacer, desarrollar una perspectiva crítica, pero también poner manos en la masa y empezar a experimentar. No vamos a poder decir que no lo vimos venir.

— Teresa: Es muy interesante, Marian, esto que decís porque pone a los equipos docentes, a las prácticas educativas, también, en un lugar de experimentación de laboratorio, podríamos decir, necesario para probar, para hacer carne, ¿no?, de todo esto, y no mirarlo desde afuera.

— Mariana: No podemos mirarlo desde afuera. Yo, desde hace ya bastantes años, vengo planteando que las prácticas de la enseñanza tienen que reconocer los movimientos de la historia, ¿no? Y eso incluye tendencias culturales emergentes que, en esta época, tienen que ver con las tecnologías de la información y la comunicación; es un hecho. Esos emergentes cambian muy rápido y a nosotros, a veces, ese cambio rápido nos cuesta. Entonces, lo que vengo sosteniendo es que casi tenemos una suerte de — no diría obligación, uno hizo desde la docencia — que es comprender las tendencias culturales, experimentar con ellas en el seno de nuestras aulas y hacer lo que denomino "didáctica en vivo". Porque una vez que uno hizo ese juego de poner en práctica, documentar, analizar, construir conocimiento didáctico nuevo, las tendencias siguen cambiando. En la postpandemia lo que tenemos claro es que cambia mucho más rápido. Entonces, este juego de "poner las manos en la masa" quiere decir entender el alcance de lo que está pasando; tiene que ver con leer, con entrar en los debates, con discutir. Hay muchísimo en las redes, pero también decir: ¿de todo esto qué puedo poner en juego? Hoy nos pega directamente en nuestras formas de evaluar, que siguen siendo muy clásicas. Entonces, ¿por qué no empezar a experimentar ahí, no? ¿Por qué no decir bueno? Muchos estudiantes ya están viendo que pueden contestar con el ChatGPT algunas de las evaluaciones que les tomamos, podría hasta decir la mayoría. ¿Por qué no lo ponemos nosotros sobre la mesa? Estas formas todavía cometen muchos errores, trabajan con ciertas informaciones que no necesariamente tienen la precisión de lo que requerimos nosotros a la hora de juzgar el aprendizaje. Entonces, uno puede construir ahí algo muy interesante: decir "bueno, ¿qué contesta el chat? ¿Qué contestan ustedes con lo que saben?" Cómo ajustarnos, ¿qué aprendemos de un lado? ¿Qué aprendemos del otro? Cuando hacemos esto, la configuración didáctica, como decía mi maestra Edith Litwin, no es la misma. Entonces tenemos que mirar esta escena de una práctica de la enseñanza distinta, documentarla, y con esa documentación conversar con nuestros colegas, discutir con las autoridades, pensar líneas de política educativa. Ese es un movimiento muy interesante; es casi una suerte, como diría Lila Pinto, de "hackeo". Y ese hackeo puede llevarnos a un lugar mejor.

— Teresa: Vos traés esta idea de Lila, de "hackeo". También hablaste, y me gusta esta idea de trabajar con otros, de poner en cuestión, pero poder compartir y co-crear, de alguna manera, experiencias, iniciativas de las prácticas educativas. Porque es un momento de esta experimentación donde necesitamos también chequear, poder acompañarnos en este proceso. Porque algunos docentes y algunos profesores, maestros, les da miedo todo este movimiento. ¿Cómo lo ves?

— Mariana: Creo que ahí se dio algo muy interesante en la pandemia, ¿no? Yo creo que la pandemia, con todo lo que tuvo de sufrimiento, de dolor, de escenario complejo a la hora de encarar la práctica de la enseñanza en situaciones de aislamiento y distanciamiento social, lo que dejó sobre la mesa es una fuerza en términos del colectivo docente. Yo, con tantos años de tecnología educativa encima, nunca había visto tanta gente hablando sobre cómo hacer las cosas en el aula, cómo reinventar, qué cosas estaban funcionando. Vos misma alentaste esas conversaciones; participamos de diálogos de todo tipo, y ahí muchos docentes que incluso estando en la misma escuela y no se conocían, se descubrieron y entendieron que podían llevar adelante prácticas de la enseñanza más compartidas, más colectivas, mejor articuladas, más integradas. Creo que una de las situaciones que a mí me preocupa de esta vuelta a la presencialidad plena es que eso se pierda. Este es como el gran momento para decir: "No, pero esta fuerza colectiva frente a un fenómeno de esta envergadura, que va a ser un hito en la historia" (Flavia Costa habla de un nuevo "accidente" de la envergadura de la pandemia con la inteligencia artificial generativa) puede ser un punto de encuentro. Puede ser un punto de encuentro, de debate, de construcción, de co-creación al interior de los colectivos docentes extendidos, ¿no? Porque esto hoy en las redes puede ir mucho más allá de la escuela, puede alcanzar la provincia, lo que fuera, ¿no?, la región, el país o incluso articulaciones más globales que también nos ponen a los docentes en otro lugar. Generar ese tipo de construcciones colectivas originales. Ahora, creo que hay otro aspecto del co-diseño que me interesa mucho, y tiene que ver con que la escuela sigue como muy atrapada en una lógica que tiene que ver con la transmisión del saber que está construido antes de que el acto pedagógico ocurra. Y eso tiene poco que ver con la construcción del conocimiento contemporáneo, que es tan acelerada, que es tan colectiva, que tiene alcances globales. Entonces, me parece que lo que podemos es abrir el juego a que en las aulas se construya conocimiento original con los estudiantes, co-diseñado con los estudiantes, con otras organizaciones, con otra gente. Y ahí la inteligencia artificial generativa, en todas sus versiones y expresiones, tiene un papel interesante porque, por ejemplo, nos permite rastrear fuentes en unos tiempos que antes nos hubieran resultado impensados, nos permite acceder a bases de datos muy complejas y encontrar exactamente lo que estamos buscando. Por supuesto, hay sistemas de validación, revisar los sesgos, mirar con una perspectiva crítica. ¿Qué hace a esa construcción original? Si nosotros logramos, me parece, poner el co-diseño en los dos planos: en el del trabajo docente y en el del aprendizaje de los estudiantes, creo que podríamos pegar un salto, que es el que requiere esta época.

— Teresa: Es interesante verlo como una oportunidad también, es decir, poder enriquecernos con esto que está ocurriendo, este accidente "normal", ¿no?, que fue la pandemia, con el accidente de la inteligencia artificial generativa, como dice Flavia Costa, que vos bien traés a esta conversación. De alguna manera... no sé si te acordás hace unos años, cuando el debate que planteábamos era: digitalizar la escuela o escolarizar lo digital. Un debate que, en realidad, no tuvo sentido, porque el entramado que hoy la tecnología y la tecnología educativa —de la cual vos sos referente— trae, es un debate muchísimo más rico, ¿no?, mucho más complejo, mucho más vinculado con esta idea de polifonía, ¿no? Que, cuando comentás esta cuestión que me parece tan —lo voy a decir de esta manera— tan linda, tan generosa, de poder ver las prácticas de la enseñanza desde este lugar de codiseño, de trabajar con otros... volvemos a estas cuestiones de comunidad y de cómo pensar la escuela, cómo pensar el sistema educativo. Y, en relación con tendencias a futuro, pusiste el foco en que esto pueda, a partir de la pandemia, este hito... que podamos, yo diría, quedar como buenas prácticas, ¿no? Que esto no sea en vano, de alguna manera. ¿Cómo lo ves?

— Mariana: Ahí me parece, Tere, que el desafío más grande que tenemos ahora es meternos a entender este fenómeno, ¿sí? Para eso, de nuevo: jugar, experimentar, cocrear. Pero además entender que las categorías que tenemos previas a este suceso no necesariamente van a alcanzar. Y lo planteo porque en estos días escucho bastante —no solo en el ámbito de lo educativo, sino también en otros ámbitos— decir: "Bueno, es una herramienta más. La podemos usar o no la podemos usar", "Bueno, depende, es un medio; depende de cómo se use", "Y bueno, si a los estudiantes les gusta y van a estar más motivados...".

Y son todas categorías que, prácticamente, podríamos decir que vienen del siglo pasado. Cuando uno tiene un fenómeno de estas características y lo abraza, en términos de las prácticas de la enseñanza —críticamente, experimentando, viendo los límites, viendo los sesgos, discutiendo, generando contenido local valioso para que estos motores también tomen—, me parece que lo que surge es que tenemos que hacer más investigación sobre las prácticas y construir categorías nuevas.

Cuando digo para nosotros, que hace muchas décadas que estamos en esto, las categorías de la tecnología educativa del siglo veinte no sirvieron para pensar en el acceso en una perspectiva de derecho, no sirvieron para pensar los procesos de generalización de internet a escala. Hubo que volver a construir. Y me parece que este es el desafío que tenemos a futuro.

Hay un desafío vinculado con la práctica de la enseñanza —"¿qué hacemos con esto?"—, pero hay un desafío que está como en otro nivel, que tiene que ver con cómo vamos a entender esto desde una perspectiva educativa. Y yo creo, de nuevo, que lo que sabíamos antes no alcanza, que tenemos que abordar esto como un problema de conocimiento, ¿sí? Que tiene un atravesamiento político —como tiene el conocimiento—, que tiene un atravesamiento cultural, y que nos tiene que poner en otro lugar en términos de docentes, a la hora de no solamente hacer la práctica, sino construir, sobre la práctica, conocimiento original.

— Teresa: Acá traés otro tema que me parece sumamente importante, que en el comienzo de la charla trajiste vinculado con la pandemia, que es el lugar de los centros de investigación, de las universidades. Y me gustaría una reflexión también tuya: ¿cuál podríamos pensar que es el papel de las universidades, de la educación superior, de los centros de investigación en todo este debate? Y en este nuevo "ecosistema", podríamos decir, vinculado con las tecnologías. Porque esta idea que traés —lo voy a tomar a esto porque me parece muy piola— de ver, digamos, el desafío... lo voy a plantear en estos términos: de mirar los nuevos problemas no con los viejos anteojos. Entonces, ¿cómo ves, cómo visualizás, cómo imaginás que esto puede impactar en nuestras universidades, en nuestros centros de investigación?

— Mariana: La realidad es que ya nosotros estamos viendo hoy tesis que empiezan a tomar este tema, por ejemplo, entre sus recortes de objeto y problematizaciones —me refiero a tesis de posgrado—. Hay programas de investigación que están poniendo estas cuestiones en la agenda, y hablo sobre todo de los proyectos de investigación en educación y en el ámbito de la tecnología educativa. La red de cátedras y equipos de tecnología educativa del país, Red Crear, de las universidades del país, tiene este tema en la agenda y lo va a abordar en términos de proyectos de investigación que son articulados entre las universidades nacionales.

Entonces, creo que este tema empieza a estar en la agenda. Y creo que es totalmente crítica la articulación entre los diferentes niveles del sistema. Y acá, Tere, quiero probablemente hacer un subrayado: cuando hablo de didáctica en vivo y hablo de experimentación, me parece fundamental que esto también pueda ser puesto en sintonía con lo que sucede en los institutos de formación docente de todo el país.

Creo que no hay mejor lugar donde incubar, por ejemplo en este momento, proyectos para las prácticas de la enseñanza que incluyan derivaciones de la inteligencia artificial generativa, con estos docentes en formación, que en definitiva son los que van a tener que vivir en este mundo atravesado por la inteligencia artificial. Y creo que si institutos, universidades, sistema educativo donde se realizan las prácticas pueden encontrar articulaciones —diría, bastante urgentes— respecto a este tema, para poder incubar, modelizar, experimentar, diseñar, prototipar, creo que vamos a estar mucho más fuertes a la hora de encarar proyectos de inteligencia artificial generativa. Fuertes en términos didácticos, pero fundamentalmente didácticos con un alcance —casi diría— epistemológico, vinculado a cuáles van a ser las formas en que se va a construir el conocimiento en las próximas décadas.

Como nuestros estudiantes van a ser parte de este mundo en las próximas décadas —como trabajadoras, como trabajadores—, entonces creo que es crítico empezar a hacer hoy estas articulaciones. Yo tengo una posición de decir: "Creo que en este momento tenemos una cierta urgencia". Viste que siempre nosotros solemos decir: "Tomémoslo con prudencia, tengamos prudencia". Y creo que hay que tomarlo con mucha prudencia, pero no en el desafío de experimentar, construir. Porque si no, digo, todo nos va a caer de golpe y vamos a decir: "Ah, bueno, no pudimos tomar decisiones... no pudimos...", y no pudimos porque estamos mirando para otro lado. No podemos hacer eso.

— Teresa: Yo diría, ¿no?, una preocupación que muchos educadores transmiten es si esto va a implicar un cambio en sus roles, en su tarea, en su función. ¿Va a cambiar la profesión docente con esta inteligencia artificial?

— Mariana: Tere, desde hace mucho tiempo solemos pensar que la tecnología educativa es la amenaza y que nos va a reemplazar. Y todavía seguimos acá, ¿no?, plantados con firmeza, y ojalá cada vez más firmes. Entonces, me parece que es un tema de punto de vista. Cuando nosotros decimos "nos va a reemplazar", decimos: puede llegar a reemplazar ciertos aspectos de nuestra profesión, que tienen que ver, por ejemplo, con la exposición.

Cuando uno dice "expongo", la mayor parte de lo que sucede en la vida del aula, en muchos casos, sigue siendo la exposición. Y vos decís: "Bueno, la exposición ya se puso en tensión durante la pandemia", ¿no?, porque las clases quedaron grabadas. Y lo que advertimos es que nuestros estudiantes, muchas veces, prefieren verlas grabadas porque las pasan más rápido, ¿sí?

Incluso hay algunas investigaciones que dicen que las ven a una velocidad de uno punto siete. Y ese es el punto de comprensión. Si la ponés a dos, parece que no entendés, pero a uno punto siete entendés. Entonces, hay algo de ese modelo que nosotros ya sabíamos que teníamos que cambiarlo antes de que llegara la inteligencia artificial.

Ahora bien: en el inicio del cuatrimestre, en nuestra materia "Educación y tecnologías", en la carrera de Ciencias de la Educación, de la Facultad de Filosofía y Letras, les dijimos a nuestros estudiantes: "Fíjense lo que puede hacer el ChatGPT. Vamos a preguntarle qué nos puede decir respecto de la tecnología educativa, y cómo generar prácticas que reconozcan este campo y qué cosas podríamos hacer". Y lo hicimos en vivo con nuestros estudiantes, en la primera clase.

Las del chat eran bastante buenas, ¿sí? No eran preguntas sofisticadas conceptualmente, pero podríamos decir que eran propias de lo que se podría necesitar saber para aprobar un examen convencional de tecnología educativa, ¿sí? Bueno, ahora que está todo esto develado y está claro, la pregunta es: ¿para qué vamos a venir todo el cuatrimestre? ¿Qué tenemos que hacer nosotras como equipo docente para que se justifique nuestra presencia acá?

E hicimos cosas que no puede hacer ningún ChatGPT.

— Teresa: ¿Podés dar ejemplos?

— Mariana: Claro. Por ejemplo: construimos una experiencia donde estábamos mucho en la calle, en los museos, trabajando con artistas, trabajando con otras universidades. Estuvimos en la Universidad Nacional de Quilmes. Hicimos talleres que tenían que ver con visiones de futuro, con articulaciones complejas a la hora de construir el conocimiento. Y dimos mucho tiempo a la construcción creativa de nuestros estudiantes, en forma colectiva y, además, con sistemas de etiquetado, que nos dejan muy cerca de lo que puede hacer la inteligencia artificial generativa con la idea de alimentarla.

Entonces, cuando terminó, y frente a tanta construcción original, intensidad, trabajo colectivo, articulación con otras organizaciones, todos estuvimos de acuerdo en que la experiencia había valido la pena y que no se podía replicar de otra manera o por otro camino. Entonces, me parece que ahí aparece el desafío también, en el que nosotros podemos reimaginar mucho lo que hacemos, en un sentido más contemporáneo. Y cuando digo más contemporáneo, digo más inclusivo. Porque lo que es anacrónico, no incluye, Tere.

Entonces, el problema es cómo nosotros nos ubicamos como diseñadores de una práctica que tenga sentido frente a estos desarrollos. ¿Que los incluya? Sí. ¿Que los tensione? Sí. ¿Que se alimente, en muchos casos, de esto, habida cuenta de toda la mirada crítica respecto de los sesgos, de las situaciones de extracción, como dice Kate Crawford? Sí. Pero me parece que eso nos pone en un juego distinto. Y es un juego que, como trabajadora, yo siento que me puede llevar a un lugar muy interesante y potente, como suelo decir, "de enseñanza poderosa".

— Teresa: Bueno, es precioso pensarlo de esta manera. Da ilusión y da esperanza también, ¿no? Me parece que, de tanto que hemos hablado de la pandemia, hemos tenido muchas conversaciones sobre eso, y de la desazón que producía en los colectivos docentes —bueno, en todos, pero en los docentes— esa situación... esto da algunas pistas como para pensar la profesión desde un lugar mucho más precioso, diría yo, ¿no?

— Mariana: Yo lo que vengo sosteniendo en los últimos años es que, en un tiempo que ocurre entre guerras y pandemias, la esperanza es política. Y la educación tiene que ayudar a construirla.

— Teresa: Creo que no hay mejor final que este, ¿no?, para esta entrevista. Quería preguntarte si hubo algo que quedó en el tintero y que te gustaría compartir y traer a esta charla. Lo dejo a tu criterio.

— Mariana: Me parece que, en sentido estricto, lo único que importa es la inclusión: que les demos a nuestros estudiantes las mejores posibilidades para vivir en un mundo que sea mejor que este. No pasa por si las profesiones del futuro existen hoy o no, etcétera. Pasa por levantar la inclusión como bandera. Y la inclusión como bandera teje construcción de conocimiento hoy, en una perspectiva que, desde el punto de vista epocal, es propia de este tiempo. Y me parece que eso es lo crítico. Eso es lo crítico que explote en nuestras prácticas de la enseñanza todos los días. Y nuestras y nuestros estudiantes se dan cuenta cuando eso pasa y cuando no. Entonces, creo que ahí tenemos que poner nuestra fuerza.

— Teresa: Bueno, muchísimas gracias, Mariana. Muchísimas gracias, como siempre, enriqueciendo el debate y las conversaciones.
— Mariana: Gracias a vos, Tere.


Este material forma parte de la base de conocimiento sobre "La enseñanza en la educación profesional". Última actualización: [12/10/2025].