Trabajar en la escuela hoy y los vínculos que apuntalan la posición de los docentes. Sandra Nicastro
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Foro: Sandra Nicastro (Clase 11)
Las cuestiones que me hicieron sentido sobre la charla de Sandra Nicastro, es todo el desarrollo de lo que implica enseñar como acto situado, y la puesta en valor de lo que significan esas cuestiones inesperadas, inéditas, únicas, de cada acto educativo. Lo describe muy bien en la forma en que muchas veces los docentes reclamamos mayor previsibilidad, mayor orden, con en una actitud inconsciente de búsqueda de salir del caos y encontrar equilibrio, aunque también todos esos desafíos únicos, singulares, al final de cuentas es lo que da testimonio de la docencia como trabajo humano y artesanal.

La charla de la autora aporta información relevante con respecto a la trama de las dimensiones de una perspectiva institucional, atravesada por su contexto: el barrio, su historia, su comunidad, su cultura, los espacios, los tiempos, los recursos, y cómo esta trama funciona como apuntalamiento, donde el docente en relación con ese conjunto, construye su vínculo subjetivo. Muchas veces no somos conscientes de esa perspectiva, y entonces podríamos erróneamente esperar que las mismas acciones den los mismos resultados en escuelas distintas. Reflexionar sobre esta mirada que de manera muy inteligente muestra Sandra Nicastro, ayuda a enriquecer ese acto situado, a reflexionar sobre la propia práctica y a fortalecer nuestras herramientas personales, que al fin de cuenta son también herramientas profesionales, como interpreto que dice el autor francés Christophe Dejours, que la autora cita.
Esto es lo que pude observar hasta el momento, aunque sin dudas me parece que es un material para ver más de una vez, y seguir descubriendo otros matices y otros elementos.
Me resultó difícil reconocer de qué autores habla, porque no los conozco, y me parece que hay más atuores que citó durante su charla. Y tengo que reflexionar el concepto de "desplazamiento" del que habla junto con las negociaciones que se dan en la acción de "formar parte", y también cuando habla de los colectivos, donde menciona que algunas diferencias se leen como adversarialmente Y entonces "más que una oposición legítima aparece más la idea de la enemistad". Hice un mapa conceptual para intentar encontrar esas relaciones.
Walter Nieto, Unpaz, 27/05/2025
Actividades
1) Desarrollar el concepto: Desnaturalizar el “formar parte”, para configurar tramas institucionales que implican todo el tiempo desplazamiento y negociaciones
En su exposición, Sandra Nicastro propone desnaturalizar la noción de “formar parte” de una institución educativa. Esta idea, que suele ser tomada como una pertenencia automática o pasiva —“soy parte de la escuela porque trabajo allí”—, es en realidad mucho más compleja. Formar parte no es simplemente estar, sino estar de una manera situada, activa, y en constante construcción.
Desde el análisis institucional, lo que se llama “inscripción institucional” no se reduce al acto administrativo de ingresar a una organización, sino que supone un proceso continuo de vinculación, transformación y producción recíproca entre el sujeto y la institución. El docente es afectado por las reglas, los valores, las tradiciones y las culturas institucionales, pero también las afecta, las interroga y las transforma con su hacer.
Configurar tramas institucionales implica aceptar que no hay estructuras cerradas ni reglas que puedan aplicarse sin fricción. La institución es una red dinámica, donde los vínculos se negocian, se redefinen y se disputan constantemente. Así, trabajar en la escuela es moverse entre lo prescripto y lo real, entre lo esperado y lo que efectivamente ocurre. Por eso, Nicastro señala que estas tramas implican “todo el tiempo desplazamientos y renovaciones constantes”. El trabajo docente no se sostiene en una institucionalidad estable, sino en una institucionalidad en tensión, donde “formar parte” significa negociar un lugar, intervenir en los sentidos, y sostener la práctica en medio de incertidumbres.
2) Caracterizar: La construcción de los vínculos en la trama institucional, como encuadre
Nicastro afirma que los vínculos en la escuela no son accesorios al trabajo, sino su condición de posibilidad. El trabajo docente se sostiene en una trama de vínculos, y estos vínculos constituyen un encuadre: un marco que contiene, habilita, pero también tensiona la tarea. Este encuadre no es neutral, ni está dado de una vez y para siempre. Es histórico, cultural, emocional y político.
Los vínculos institucionales se construyen a través de múltiples dimensiones: relaciones con colegas, con directivos, con estudiantes, con familias, con normas, con tradiciones escolares, con la comunidad, con los proyectos institucionales, e incluso con los propios marcos normativos del sistema. Sandra Nicastro plantea que estos vínculos deben pensarse como una trama compleja. No se trata de que un solo elemento —como el tiempo, el espacio o el liderazgo de un directivo— sostenga el trabajo docente. Es la relación entre todos esos elementos lo que produce el encuadre institucional.
Además, esa trama se ve afectada por los contextos históricos y sociales. En el período post-pandemia, por ejemplo, muchos vínculos aparecieron fragilizados, movidos, con referencias trastocadas. Y cuando la trama se debilita, cuando se pierde “el hilo que conecta”, se genera una sensación de caída, de desorientación. Por eso, los vínculos como encuadre no solo sostienen el trabajo en términos organizativos, sino también subjetivos y simbólicos. Son parte del andamiaje que permite al docente decir “yo estoy trabajando”.
3) ¿Qué decisiones involucran planificar la enseñanza como trabajo, en un encuadre institucional?
Planificar la enseñanza desde una concepción del trabajo como práctica situada, y no como mera ejecución técnica, implica asumir múltiples decisiones que se juegan en la trama institucional. Sandra Nicastro remarca que enseñar no es aplicar automáticamente un plan, sino construir un hacer a medida, cada vez. Esto requiere leer las condiciones reales, asumir que hay una distancia inevitable entre la planificación y lo que sucede, y tener margen para la invención, la intervención y la adaptación.
Desde esta perspectiva, planificar no es un acto neutro ni individual, sino una acción institucional e implicada, que requiere considerar:
- El contexto concreto: quiénes son los estudiantes, qué historia tiene la escuela, qué condiciones materiales hay, qué tensiones atraviesan al grupo.
- Las prescripciones y marcos: cómo se leen y cómo se reinterpretan los diseños curriculares, los proyectos institucionales, los estatutos, las normativas del sistema.
- Los vínculos: cómo se configura el trabajo con los colegas, con el equipo de conducción, con las familias, con las y los estudiantes.
- La afectación personal: cómo el docente se posiciona en relación con lo que enseña, cómo se implica, qué lugar le otorga al deseo, al reconocimiento, a las emociones.
En este sentido, planificar implica también la decisión de comprometerse con lo inacabado, con lo inestable, con lo que resiste ser previsto. Supone aceptar la posibilidad de equivocarse, de tropezar, y también de rehacer. Y exige condiciones institucionales que acompañen ese trabajo con escucha, reconocimiento y confianza.
En síntesis, planificar la enseñanza como trabajo, en un encuadre institucional, no es armar una hoja de ruta cerrada, sino participar en la creación colectiva de sentido en un espacio que está atravesado por lo común, por la diferencia y por la incertidumbre. Es una práctica ética, política y profundamente humana.